sábado, 15 de enero de 2011

Imágenes alusivas al artículo

Por: Lic. Ricardo Aguilar Hernández

Imágenes de la relación entre Cupido y Psyche. Representaciones basadas en la historia de Gen 6,1-4



  






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Estatuillas sumerias que hacen alusión a extraños seres celestiales que descendieron a la tierra supuestamente hace unos 450 mil años, según 5000 tablillas sumerias conservadas en distintos museos de Nueva York y Europa. Esos seres fueron llamados Annunaki, siervos del dios de los cielos, Annu, aunque de ellos no se dice que se hayan unido a mujeres, no obstante se dice que realizaron híbridos para esclavizarlos y hacer de ellos mineros para extraer metales para los Annunaki.




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Fotos de supuestas excavaciones donde desentierran esqueletos de gigantes "Nefilím".


 



Foto del ya difunto Zacarías Sitchin.

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Imagen del inicio de la escena íntima entre un avatar (híbrido) y una fémina nativa de Pandora. La historia contada es la misma que la relatada en Gen 6,1-4, pero versión hollywoodense del siglo XXI d.C.



viernes, 14 de enero de 2011

El relato de Gn 6,1-4. ¿Extraterrestres se unieron a mujeres humanas?

El relato de Gn 6,1-4. ¿Extraterrestres se unieron a mujeres humanas?
Por Lic. Ricardo Aguilar Hernández
Licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de México.

¿Qué dice la Biblia?


Para comprender con justicia lo que dicen los vv. 1-4, es necesario leer el contexto general. Los versículos en cuestión vienen precedidos por la genealogía que llega hasta Noé, quien vivió muchos siglos (que significa una gran abundancia de bendiciones).

El relato de Génesis 6, 1-4 dice así:

1 Cuando los hombres comenzaron a poblar la tierra y tuvieron hijas,
2 los hijos de Dios vieron que estas mujeres eran hermosas. Entonces escogieron entre todas ellas y se casaron con las que quisieron.
3 Pero el Señor dijo: “no voy a dejar que el hombre viva para siempre, porque él no es más que carne. Así que vivirá solamente ciento veinte años”.
4 Los gigantes aparecieron en la tierra cunado los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres para tener hijos con ellas, y también después. Ellos fueron los famosos héroes de los tiempos antiguos.


Y luego, los versículos 5-7 dicen:

5 El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre en la tierra y que éste siempre estaba pensando en hacer lo malo,
6 y le pesó haber hecho al hombre. Con mucho dolor
7 dijo: “Voy a borrar de la tierra al hombre que he creado, y también a todos los animales domésticos, y a los que se arrastran y a las aves. ¡Me pesa haberlos hecho!”

Finalmente, el autor añade: Sin embargo, el Señor miraba a Nosé con buenos ojos (v.8).


Posteriormente, el v. 9 comienza con la historia de Noé.

Planteamiento del problema:


¿Qué interpretan algunos?


Algunos supuestos estudiosos, como Zacarías Sitchin y Erick van Daniken, interpretan los versículos 1-4 como un testimonio de que en la antigüedad vinieron extraterrestres y se unieron a mujeres humanas para tener hijos, pues las vieron muy atractivas. Y argumentan que, como la Biblia no se puede equivocar, debió haber sucedido así, pero como los autores humanos que escribieron los textos interpretaban a los extraterrestres y sus naves como ángeles o hijos de Dios, elaboraron así el relato. Además, esos autores creen que la Biblia testifica que alguna vez existieron gigantes en la tierra. Sitchin incluso llegó a publicar fotografías (falsas por cierto) donde él desentierra un esqueleto de un gigante.


Pero de cualquier modo, queda una pregunta: ¿cómo interpretar ese relato?


Para empezar, los vv. 1-4 son un relato mítico que pretende explicar de algún modo, el origen del mal a nivel social y la gravedad de dicho mal. Es un preámbulo a la constatación de la corrupción social del hombre y explicar, de un modo, que tal corrupción contaminó todo lo creado y por ello Dios tuvo que hacer un “barrido” de esas especies.


Comúnmente, el texto viene atribuído a una tradición Yahvista, por su estilo y vocabulario típicos. Muy probablemente, el v. 3, que no encaja directamente con el relato, es un añadido de la tradición sacerdotal, pues el número de años de vida de alguien es particular de la tradición sacerdotal, que está detrás de Gen 5.


El autor del relato yahvista indica que la unión ilegítima y escandalosa de los “hijos de Dios” con las hijas de los hombres, sucedió cuando la humanidad ya se estaba multiplicando. Eso quiere decir que los primeros grupos humanos no eran tan corruptos, sino solo cuando las sociedades fueron creciendo y expandiéndose a otros territorios.


También el autor del relato está admirado de la belleza de las mujeres y atribuye a esa cualidad la idea de que los hijos de Dios (ángeles, en el pensamiento yahvista), quedaron enamorados de ellas. Pero, ¿quiénes son esos hijos de Dios?


Algunos exégetas consideran que se tratan de seres divinos o semidivinos, que son los ángeles; para otros exégetas podrían ser simplemente hombres, descendientes de Set, o quizá incluso reyes y potentados que hayan existido entonces. Sin embargo, el pensamiento yahvista parece identificar a los “hijos de Dios” con ángeles. Algunos manuscritos de la Biblia Griega LXX, les llaman de hecho “angeloi tou theou” (ángeles de Dios), otros manuscritos de la misma Biblia pusieron literalmente; “huioi tou Theou” (hijos de Dios).


En consonancia con Job 1, 6; 2,1; 38,7 y Sal 29,1; 89,7, los “hijos de Dios” deben ser ángeles, miembros de la corte celestial, servidores de Dios, que ejecutan sus órdenes. Lo curioso es que también entre ellos y como parte de ellos, está el Satán (Job 1,6 y 2,1). En esa mentalidad antigua, se creía que los ángeles se manifestaban en coro como estrellas de la mañana, para rendirle gloria a Yahvé. Sin embargo, sigue llamando la atención el nombre “hijos de Dios” en la biblia hebrea. Quizá los traductores de algunos manuscritos de la LXX pusieron “ángeles de Dios” para evitar una idea politeísta del texto hebreo.


Bené ha Elohím (Los hijos de Dios / Los hijos de los dioses)


“Los hijos de Dios” es una expresión de origen ugarítico antiguo pero no estrictamente comprendida en sentido biológico, sino de pertenencia a un grupo. Son seres que, a juicio del autor del relato, pertenecen al mundo divino. La traducción puede ser “hijos de Dios” o, más precisamente, “hijos de los dioses”. Por su parte, los “hijos de Adán”, no son hijos carnales de Adán, sino simplemente humanos. Se dice “hijos de” para hablar de un grupo de seres con una característica común entre ellos.

Por tanto, el relato habla de dioses, no de ángeles, pero el autor yahvista quiso conservar la expresión como la recibió, probablemente la frase ugarítica “bn ‘il” que significa lo mismo “hijos de los dioses”, pero el sentido que el yahvista le da a esa frase es un intento de desmitologización para insertarla en su mentalidad y finalidad monoteísta. Recordemos que “Elohím” es usado por los hebreos para hablar de “Dios” o bien, de “dioses”, pues morfológicamente la terminación “ím” es la de un dual masculino (no singular).


Mencionar que dioses se unieron a mujeres para tener hijos es algo común en muchas religiones antiguas. El objetivo de tales relatos es siempre explicar el misterioso origen de personajes célebres y excepcionales: filósofos, héroes, monstruos o demonios.



En el caso de nuestro relato, el objetivo no es hablar de la caída de los ángeles, ni de la caída de los hombres solamente, sino de cómo se corrompió el corazón de los grupos sociales y cómo éstos generaron más males que bienes, de un modo siempre creciente, al grado de decepcionar a Dios de haberlos creado. También es objetivo del texto hablar del origen de los nefilím (gigantes), pues siguen siendo mencionados en otros momentos en el AT, como en Num 13,33, identificados con los hijos de Anac. Pero como el autor aquí no se detiene a hablar más de los nefilím, no nos meteremos aquí a indagar ese punto.



Los versículos 4-6 tienen una finalidad primera: hablar del origen de los gigantes. Pero no interesa al autor hablar de la “caída” de los ángeles, ni de los hombres. Aunque la expresión “hijos de Elohím” (hijos de Dios) es de origen ugarítico, el relato parece de origen cananeo pero su contexto original se perdió. El autor yahvista lo introdujo en Génesis por razones no claras, pero el contexto anterior y posterior de la redacción final parecen dar la clave:



En el capítulo 5 (de tradición sacerdotal) los hombres vivían mucho tiempo, siglos literalmente (símbolo de la plenitud de bendiciones que Dios les otorgaba por hacer el bien), pero Gn 6,3 presenta una inserción de una idea ajena al pensamiento yahvista de Gen 6. Esta idea, de la fuente sacerdotal típica de Gen 5, añade que por la unión de mujeres y seres celestiales, el hombre cayó de la gracia de Dios (se redujeron sus años a un máximo 120 de vida en total, que será por cierto la edad de Moisés al morir). Por tanto, el relato simplemente quiere decir que la humanidad creó un desequilibrio que involucró lo divino y lo terreno. ¿Cómo? El autor lo da a entender creando un relato escandaloso: la idea de que mujeres (trasfondo machista yahvista) se unieron voluntariamente a seres celestiales, llamados “Hijos de Elohím” (hijos de Dios o hijos de los dioses), los cuales, eran dioses o semidioses, según la mentalidad ugarítica, pero aquí son tomados por ángeles según la reinterpretación yahvista.

Conclusión


Gn 6, 1-4 es simplemente un texto etiológico sobre el origen de la corrupción social humana que tiene dimensiones enormes, de consecuencias trascendentes, pues incluye al mundo divino, representado en los “hijos de Elohím”. Es obvio por tanto, que la humanidad pueda salvarse a sí misma. El diluvio será simplemente la imagen de la imposibilidad de autorredención humana y social. El hombre requiere de Dios y solo la humildad, como la de Noé, permitirá la escucha de la Palabra Divina, única capaz de dar vida y esperanza.


Bibliografía:

Sitchin, Zacarías, Hubo gigantes en la Tierra: dioses, semidioses y ancestros humanos: La evidencia de un Adán extraterrestre, Ed. Obelisco, España 2010.


Farmer, William R. (dir), Comentario Bíblico Internacional, Verbo Divino, Estella 1999.


Delcor, M., “Caída de los ángeles y origen de los gigantes en la apocalíptica judía” en Mito y tradición en la apocalíptica judía, Cristiandad, Madrid 1977, 67-139.




NOTAS:

El texto bíblico está tomado de la edición Dios habla hoy, de las Sociedades Bíblicas Unidas, edición con Deuterocanónicos.

La película Avatar, de James Cameron, presenta una versión moderna o Midrásh de Gen 6,1-4, donde los avatar son híbridos de los habitantes de Pandora, con terminales cerebrales adaptadas al cerebro humano. En el fondo, se trata de la idea de creación de híbridos, primero a nivel molecular de los ADN de ambas especies, pero que suscita la posibilidad de una unión sexual entre los protagonistas (humano y extraterrestre), generando así un desequilibrio en las relaciones entre seres celestiales (humanos) y seres aborígenes (los habitantes de Pandora). La guerra que se da entre ambas especies simboliza el caos moral en que ambas especies caen y generan una red de situaciones destructivas para ambos.

Este tipo de historias siempre tendrán éxito en la historia de la literatura y del cine, pues la idea de la unión sexual entre seres celestiales y seres nativos siempre ha llamado la atención. Recordemos que las incontables obras de arte de la relación entre Psyche y Cupido han enamorado a millones de estetas en la historia. Se trata de imágenes fuertemente cargadas de erotismo y por lo mismo, enormemente sugestivas. Detrás de todo ese arte se sigue manejando el aspecto emotivo que suscita la idea de la unión íntima entre lo celestial y lo humano. Cupido viene asociado a la idea de un "ángel" por la forma en que es representado, mientras que Psyche, viene asociada a la idea de una "mujer hermosísima", que plasma el ideal estético de mujer.

Finalmente, si nunca habías leído este texto bíblico, podrías empezar por sentarte un ratito y leer con espíritu crítico tu Biblia. Cada día se aprende algo nuevo.

Este artículo tiene Derechos Reservados a nombre del autor Ricardo Aguilar Hernández.

lunes, 10 de enero de 2011

Los errores históricos del Evangelio de la Noche Buena, tomado de san Lucas

Los errores históricos del Evangelio de la Noche Buena, tomado de san Lucas
Pbro. Lic. Ricardo Aguilar Hernández

Es hermoso el texto donde san Lucas nos habla del famoso edicto del Emperador César Agustusto donde mandó hacer un censo imperial, lo cual fue, según el evangelio de san Lucas, el pretexto histíórico que permitió que Jesús naciera en Belén de Judá. Pero.... ¿es eso cierto?

En este artículo presentamos las dificultades históricas de dicho relato y la solución que se le da desde el enfoque de una Teología Bíblica.


1. Dificultades del texto
Lc 2,1-14

Sobre la datación que da Lucas.


Publio Sulpicio Quirino fue un miembro del senado de Roma y cónsul. Tras la destitución de Arquelao, hijo de Herodes I el Grande, en Judea, Quirino llegó a Siria, enviado por el Emperador César Augusto, para hacer un censo de los bienes con vistas a establecer el impuesto regional para Roma. Con él fue enviado Coponio, para gobernar a los judíos. Como Judea había sido anexionada a Siria, Quirino la incluyó el gran censo regional. Pero tal censo no tocó a Galilea, sino solamente las provincias de Judea y Siria y no requirió el traslado masivo de gente, sino solo de los que hicieron el censo. Estos datos sí están registrados en una lápida que se conserva en Israel y Josefo la menciona.

El gran censo regional tuvo lugar 37 años después de que Octavio derrotó a Antonio en la batalla naval de Accio. El día 2 de septiembre del año 6 de nuestra era, (según Flavio Josefo) Quirino ordenó hacer el censo en toda Siria. Puede ser que este censo sea el mencionado en el Evangelio de Lucas (Lc 2,2) como previo al nacimiento de Jesús, pero el Evangelio de Mateo afirma que Jesús nació durante el reinado de Herodes el Grande (Mt 2,1). Lo cierto es que Herodes el Grande murió 10 años antes de la realización del censo de Quirino, así que ahí ya se complicó todo si deseamos confirmar los datos históricos que ofrece san Lucas.

El historiador judío Flavio Josefo (Ant. XVIII 1), afirma que el censo regional de Quirino pareció suscitar una revuelta armada de los judíos, dirigida por Sadoc y Judas el Galileo, natural de Gamala.

Algunos autores quieren creer que Quirino pudo haber estado ya antes en Siria, hacia el año 6 a. C., gobernando conjuntamente con Saturnino o con Quintilio Varo, y así pretenden armonizar la Historia con el relato de Lucas, pero no hay pruebas de ello.

El Censo, ¿“Universal”?


Tras ver los datos anteriores, tal parece que el emperador César Augusto nunca mandó hacer un censo universal. De haberlo hecho, ello hubiera implicado el traslado de millones de habitantes por todas las regiones del Imperio, lo que hubiera ocasionado un caos económico y comercial, tan solo para dar alimento y alojamiento a tanta gente. Por otro lado, los eventos de carácter global en el Imperio eran siempre registrados en lápidas y monumentos romanos. No existe en ninguna parte de lo que fue el Imperio Romano una sola lápida, inscripción y ni siquiera un escrito en papel que certifique que el Emperador César Augusto haya mandado hacer un censo de esas dimensiones.

1. Solución desde la Teología Bíblica ¿Cómo explicar esto?


Hemos de reconocer que los relatos bíblicos sobre el nacimiento de Jesús no fueron escritos para darnos coordenadas históricas precisas, como parece pretender san Lucas al inicio de su Evangelio (1,1-4), ni para enseñar historia. Los datos históricos lucanos son muy imprecisos. Los relatos sobre el nacimiento e infancia de Jesús, tanto en Lucas como en Mateo, fueron modificando datos históricos para sostener enunciados teológicos de los evangelistas como este: “Si Jesús era el Mesías, descendiente de David, debió haber nacido donde nació David, es decir, en Belén”. Por tanto, había que crear un relato justificante. Esta hipótesis es muy probable, pues para Marcos y Juan, todo parece indicar que Jesús era originario de Nazaret. En cambio, para Mateo, José y María ya vivían en Belén desde antes del nacimiento de Jesús (Mt 2), mientras que para Lucas, José y María vivían en Nazaret y, por el edicto imperial, tuvieron que trasladarse a Belén.


La verdad bíblica no reside en su historicidad, la cual nunca es comprobable al 100%, sino que reside en su capacidad de brindar un camino seguro de salvación. Por tanto, la verdad bíblica está orientada para nuestra salvación, aun siendo imposible de comprobar históricamente (Cfr. Dei Verbum 11).


El sentido del relato es lo que debe centrar nuestra atención, no su historicidad. Nunca se podrá probar si Jesús nació históricamente en Belén o en Nazaret, o si José y María vivían desde antes en Belén (Mt) o en Nazaret (Lc). Lo que importa es que Jesús era descendiente de David, por vía de José, y ello le merece ser reconocido como “Mesías, Hijo de David”. Las tradiciones más antiguas sobre el origen de Jesús coinciden unánimemente en que era conocido como “Hijo de David” y eso era más que suficiente para considerarle “Mesías de Israel”. Su lugar de nacimiento no fue tan importante para esas fuentes más antiguas del paleocristianismo. En Lc 1,69 dice Zacarías que “Dios ha suscitado un cuerno (una fuerza) de salvación en la Casa de David, su siervo”, según lo predicho desde antiguo por boca de los santos profetas. Sin embargo, la expresión “Bet-Dávid”, o sea, “Casa de David” es principalmente interpretada por el Antiguo Testamento como la “Dinastía de David”, no como su ciudad de origen: Belén.

En cuanto a los ángeles.


Para san Lucas, los ángeles son más que nada, expresiones de la acción de Dios en la historia. A san Lucas no le interesa crear un tratado de angelología en que confirme que los ángeles son “espíritus puros”, como afirmaban los griegos. Lo importante es que los ángeles se definen en virtud de las funciones que desarrollan. Aquí, en el nacimiento de Jesús, los ángeles llevan un mensaje (pues a;ggeloj en griego significa mensajero), acerca de la Gloria de Dios que se ha manifestado en el niño recién nacido. En ese bebé se ha hecho presente Dios como “El fiel a su Pueblo” y decidido a salvarlo, es decir, a asociarlo a su vida divina, en calidad de “familia”.

Conclusión:


El relato lucano que hemos escuchado debe ser interpretado desde el Espíritu en que fue escrito y no desde la sociología o la historiografía. Lo importante no es reducirnos ni al Jesús Histórico, ni al Cristo de la Fe, sino comprender la Identidad Narrativa de Jesús, que es la síntesis de las otras dos ideas (Tesis y Antítesis). El nacimiento de Jesús, en medio de precariedades, nos indica que Dios irrumpe en la historia del hombre, que lo hace en modo sencillo y humilde, sin trompetas ni platillos. Dios viene a nuestra vida en lo sencillo, en lo tierno, en un modo inesperado, pero sólo quien sabe atender los signos de Dios, podrá, con humildad, reconocer la presencia salvífica de Dios en la historia. El hombre es incapaz de ello por sí solo; siempre requiere de la guía sobrenatural de Dios, del anuncio dado desde lo alto (dimensión divina simbolizada por los ángeles) para enfocarse en lo revelado y adorar el Misterio, asumiendo compromisos a favor de la vida.

Bibliografía

Libros:


EHRMAN, Bart, D., Jesús, el profeta apocalíptico, Paidós, Buenos Aires, 2001.
GESCHÉ, Adolf, Jesucristo, Sígueme, Salamanca, 2002.
PENA, J.C., Jesús como historia, Ed. San Benito, Buenos Aires, 2005.
SANDERS, E.P., La figura histórica de Jesús, Verbo Divino, Estella, 2000.
MEIER, John P., Jesús, un judío marginal, Tomo I, Verbo Divino, Estella 2002.


Conferencia:

LOZA, José, “Las teofanías del Antiguo Testamento” en Actas do Congresso Internacional de Fátima: Fenomenologia e Teologia das aparicoes, Fátima 1998.